Félix Sanz Gimeno
Viendo las obras en arcilla de Félix Sanz Gimeno uno no pensaría que es de vocación tardía. Estas reproducciones de la iglesia de Quintanilla nos reflejan el embrujo que puede llegar a ejercer sobre algunas personas de una sensibilidad especial un paisaje, en este caso un edificio, cerca del que vive Félix. El sentarse en el porche de su casa y ver la iglesia con todo su esplendor, le habrá llevado a estas expresiones artísticas. El mural viene acompañado de un pequeño poema, lleno de sentimiento, que no deja indiferente a quien lo lee. El verano del 2004 nos mostró su Quijote, escultura en madera a tamaño real.
Su realismo y su precisión nos sorprendió, pero mejor es que lo vea y juzgue.
Me dejé la puerta abierta
cuando el silencio llamaba
Te metiste en mi casa
sabiendo que te esperaba
O no sabia el silencio
que a ti también te escuchaba
Solo digo lo que siento
Torre de luces, callada,
Sé que solo te sonríes
si repican tus campanas
Texto que se encuentra en esta obra


El verano de 2005 nos presentó a Sancho Panza. Si la espigada figura de Don Quijote nos impresionó, este Sancho nos muestra cómo Félix domina la técnica de la talla. El más pequeño detalle se nos muestra con gran perfección, dando como resultado un Sancho simpático y entrañable. Cuando uno lo ve parece que le invita al abrazo cuando te encuentras con un amigo.